viernes, 18 de marzo de 2011

SALMO 50


SALMO 50  (Miserere)  


Misericordia, Dios mío,
por tu bondad,
por tu inmensa compasión,
borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi
pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi
pecado;
contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad que
aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
Pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas
sabiduría.
Rocíame con el hisopo:
quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco
que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos
quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un
corazón puro,
renuévame por dentro con
espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu Santo Espíritu.

Devuélveme la alegría de tu
salvación, afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus
caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
Y mi boca proclamará tu
Alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen,
si te ofreciera un holocausto, no
lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu
quebrantado;
un corazón quebrantado y
humillado,
Tú no lo desprecias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario